Residencia La Perla - Demolición del olvido/construcción de la memoria
Residencia La Perla - Demolición del olvido/construcción de la memoria
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Residencia La Perla - Demolición del olvido/construcción de la memoria
Alejandra Dorado
(Cochabamba, Bolivia, 1969)
Memoria:
La memoria es la capacidad mental que posibilita a un sujeto registrar, conservar y evocar las experiencias (ideas, imágenes, acontecimientos, sentimientos, etc.). «Potencia del alma, por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado», un esfuerzo consciente de los grupos humanos por entroncar con su pasado, sea éste real o imaginado, valorándolo y tratándolo con especial respeto.
Olvido:
Olvidar es una acción involuntaria que consiste en dejar de recordar, o de guardar en la memoria, información adquirida. A menudo el olvido se produce por el “aprendizaje interferente”, que es el aprendizaje que sustituye a un recuerdo no consolidado en la memoria, y lo “desaparece” de la conciencia. Debemos recordar que uno recuerda que ha olvidado algo, es decir que sabe que tenía un conocimiento que ya no está allí, por lo tanto los recuerdos olvidados no desaparecen, sino que son sepultados en el inconsciente.
Primera Parte:
En primer lugar está la idea de residencia: un lugar donde te quedas, haces algún trabajo, compartes con otros residentes, un espacio de discusión e intercambio, creo yo; pero yo llegaba con una idea semiplanteada de “hacer” acciones en el lugar y dejar esos registros.
Para esto, me empapé de los testimonios de las mujeres que sufrieron en las dictaduras de mi país; el Movimiento de Mujeres Libertad publicó un libro justo un poco antes de mi viaje, donde narran ellas la vida cotidiana, la vida política (si es que la tuvieron) antes de su detención; describen además su detención, la tortura y cómo lograron salir de ahí; si es que lograron. Las que sobrevivieron narran historias de las que no pudieron vivir para contarlo. Las semanas que leí el libro fueron muy fuertes y llenas de cuestionantes y también de recuerdos: mi familia fue mandada al exilio durante la dictadura de Bánzer y comencé a recordar levemente porque la memoria es frágil y más si eres muy niña el sufrimiento de mi tía, cuando temía por la vida de mi tío escritor. Comencé a recordar y sufrir el dolor que nos causó esto al separarme de mis primos que son prácticamente mis hermanos y con los cuales compartía todas las vacaciones y las llamábamos “los buenos tiempos”. Todo esto es la MEMORIA.
El día que llegué a La Perla escuchamos una voz conocida que salía del comedor. Increíblemente era mi presidente Evo Morales hablando en la televisión, lo estaban nombrando Doctor Honoris Causa de la Universidad de Córdoba.
Pienso que la memoria, aparte de ser frágil por naturaleza, también tiene un lado que es consciente, que, si no se practica, no se retiene y se olvida. Siempre he pensado que mi país y su gente tiene esta característica, como algo cultural o tal vez racial (me incluyo en el grupo obviamente porque soy boliviana), pero algo me enseñaron mis padres y es: recuerdo con lujo de detalles a los jóvenes en el Prado de mi ciudad, usando poleras de ADN con la flecha rojo y negro, repartiendo panfletos y gritando, súper eufóricos, pero sin saber a quién estaban apoyando ni qué es lo que había hecho en el pasado. Yo los veía y no podía sacar de mi memoria los tiempos terribles de la dictadura banzerista y no podía creer que se ponían una camiseta por alguien sin saber siquiera quién es. Entonces pienso en el olvido, y en un olvido que es causado por el poco interés en los demás, en la humanidad, un olvido causado por el egoísmo de querer estar bien uno solo, sin importar qué es lo que hay que hacer para eso, tal vez pisotear al semejante, tal vez olvidar por completo.
Luego de mi llegada a la Perla con esa “co-incidencia” me encuentro con dos mujeres fuertes, que son las que organizan este encuentro, mujeres que buscan un diálogo que quede en la memoria, que recobre lo perdido y se transforme en hechos reales. Me puse a pensar si el arte, mi arte no es sólo un acto egoísta que me sirve para validarme como persona, para brillar en una sociedad de “normales’.
Recorro los lugares de La Perla, tomo fotos, siento mucho frío, frío dentro y fuera mío, empiezo a revivir en mi mente los hechos que están grabados en las paredes, en el eco, en el piso y los mezclo con las torturas y suplicios que sufrieron las mujeres en mi país. Son las mismas…
No puedo deshacerme de la idea de pensar en mujer, mujeres, aquí y allá, el tema de género siempre ha sido recurrente en mis propuestas artísticas.
Me paso un tiempo escribiendo los nombres de las mujeres desaparecidas en la Perla intercalándolas con las que desaparecieron en mi país. Me paso otro tiempo en el centro de memoria del ex D2, escribiendo algunas cosas que aparecen en los álbumes de las personas desaparecidas, frases del cotidiano, frases que describen el momento de su detención, frases dichas por otros acerca de estas personas; también las mezclo con ese mismo tipo de frases que describen mujeres de mi país.
Comienzo a pensar cómo se puede plasmar una pieza de arte con toda esta experiencia y pienso en el arte como algo necesario que genere datos para armar la memoria y a partir del acto de “recordar” que se generen hechos reales que cambien en algún sentido la sociedad que vive en una amnesia o un adormecimiento.
¿Es una coincidencia estar ahí?
El día que Demolición/ Construcción tenía una reunióncomida, era 6 de agosto y el día tope final para entregar este informe, esta devolución: 21 de agosto, aniversario del fatídico golpe militar de Banzer en 1971.
Creo que la memoria se la puede recuperar y puede ser a través del arte. Para esto propongo una serie de acciones que se produzcan entre Argentina y Bolivia; las mujeres colectivo Hilando las Sierras está dispuestas a crear las acciones en su ciudad, en su casa, en los lugares comunes que tenemos como dos países que sufrieron las dictaduras.
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Ubicar sitios de memoria, lugares donde las personas hayan sido detenidas, trasladadas, torturadas.
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Tomar registros fotográficos.
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Planificar acciones en estos lugares usando símbolos.
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Armar una red de mujeres que estén dispuestas a trabajar en las acciones.
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Tomar registro en video y fotografía de estas acciones.
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Guardar cualquier aparición en el periódico.
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Cuando se tengan varias acciones tanto en Argentina como en Bolivia, se armará un proyecto para presentar a la Alcaldía o cualquier institución y se empezará a mover para que un centro de memoria sea realidad.
Acción #1
Varias mujeres se paran frente a un lugar significativo dentro de su ciudad, significativo en cuanto fue centro de detención o fue lugar donde se ejecutaron crímenes de lesa humanidad. Todas están con vestidos. Se bajan el calzón. Con el calzón abajo empiezan a leer los nombres de mujeres desaparecidas en Bolivia y Argentina, intercalando. Terminan de leer, se suben el calzón y se van.
Acción #2
Varias mujeres con vestidos se paran frente de algún centro o ex centro de detención importante (en Cochabamba por ejemplo: Prefectura). Cada mujer tiene una tiza en la mano y una venda. Todas se vendan los ojos. Frente a ellas hay otra mujer que no está vendada, lleva un parlante. La mujer con el parlante empieza a dictar frases que describen los miedos y dolores que sufrieron las mujeres en situaciones de tortura. Las mujeres vendadas escriben lo que escuchan en el piso con tiza.
Acción #3
Una mujer sola, con vestido se sienta sobre un bloque de hielo hasta que este se derrita. Frente a una iglesia o plaza.
Acción #4
Todas las mujeres usan calcetines en lugar de toallas higiénicas cuando tienen la regla. Cuando tengan un número considerable de calcetines se los lleva a la calle y se los cuelga con ganchos de ropa sobre una cuerda como si fuera ropa mojada.
Conclusiones:
La memoria debe concebirse no sólo como un registro sino una acción consciente, un acto afirmativo que incide en el mundo real y, en este sentido, el arte resulta fundamental para su ejercicio, un acto de resistencia contra el olvido conveniente y voluntario, contra la no- acción.
Participar en esta residencia permitió que yo activara mi memoria personal de lo vivido durante la dictadura y transmitir esta experiencia permitió, a su vez, hacer lo mismo en otras personas, dar sentido al pasado, entrar en contacto con aquello que no sólo sirve de ancla sino también raíz, una fuerza rizomática que entreteje nuestras identidades individuales y colectivas.
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